Cuanta paz se respira en tu lecho,
que para saciarme de ese, tu gran deseo
vivo cautivo en tus besos,
y sin más, me pierdo en ellos.
¡Con tantas ansias de volar lejos! ,
con tan suaves, y aterciopelados lazos
uniendo esa dicha que sintieron
dos seres, arrastrados por lo mismo.
Ese fervor tuyo, como una soga me ata
y hace enmudecer mis mas fervientes suspiros;
La dicha de lo prohibido,
y el beso furtivo del que se ha ido.
E. Daniel Llamas ( Uge
)