AÑORANZA |
Si en tus garras llevas
escondidas
las entrañas de lo que
perdiste,
como buscas la miel, en la
calma
que un día añoraste.
Déjate enmudecer sabiendo
lo que perdiste, sabiendo lo
que añoraste,
sabiendo que un día fuiste
un ser humano perdido, y en
tu lecho residiste,
para poder coger ese día, la
fruta que tú escogiste.
Pienso perder ese día, la paz
que me sosegaba,
la paz que me conjugaba, esa
paz que antes tenía.
Que con el tiempo y sin
esperarlo,
esa paz se iba perdiendo, con
mis más arduos deseos.
La mezquina dicha ajena, y el
llanto de lo prohibido.
E. Daniel Llamas ( Uge )