miércoles, 5 de noviembre de 2014

ALMA DESOLADA


La brisa del mar te envuelve,
La bruma de la montaña te cala,
El ser que habita en mí, renace con tu partida,
El ser que renace en mí, palpita sin tu presencia,
El mar se deja oír, mientras tu voz se pronuncia inexorablemente esperando que yo la transmita a mi consciencia.
Ese ser que ya se fue, se deleita sin mi presencia.
La estimable brevedad de lo vivido, ya no se sentirá jamás, y no habrá nadie más que quiera ocupar su lugar, porque ese lugar estará prohibido para siempre.

E. Daniel  ( Uge) 

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